Otro 8
de diciembre, y aún estamos aquí. El movimiento No TAV, y todas sus compañeras
y compañeros de viaje. Una vez más en las calles. Una vez más desafiando a la
Entidad. Vamos a Turín para escribir una página futura.
Protesta
contra el TAV en el valle de Susa, provincia de Turín (Italia). Foto: Valentina
Natale.
El 8 de
diciembre de 2005 y tras un violento desalojo, miles de No TAV reconquistaron
Venaus. Se trata de una fecha fundamental para el movimiento en la que se
recuerda con orgullo el día en que la voluntad popular se impuso sobre los
intereses de unos pocos. Hoy los y las No TAV vuelven a Turín para escribir una
página futura.
1. La narración Sí TAV como (caduca)
ficción sobrenatural
En este
otoño de 2018, quienes siguen de cerca la cuestión TAV en el Valle de Susa han
asistido con espanto al regreso de argumentos zombis, historiuchas desmentidas
desde hace tiempo, discursos completamente desligados de cualquier realidad
terrenal.
Se trata
de un subgénero cutre de la literatura fantástica, una corriente de ficción
sobrenatural más bien caduca, que yo bautizaría "Típico Desconcertante
Italiano". En mi libro Un viaggio che non promettiamo breve [Un viaje que
no prometemos breve – 25 años de lucha No TAV, no traducido al castellano, N.
del T.] he intentado caracterizarlo inventando la Entidad, un monstruo (o,
mejor dicho, un campo de fuerza) generado a partir de los discursos absurdos,
de las más bajas artimañas retóricas y de todas las narraciones tóxicas que
defienden la «Nueva Línea Turín-Lyon».
En el
libro, justo después del desalojo de la Maddalena [«libre república» fundada
por el movimiento tras la ocupación de una serie de terrenos en el Valle de
Susa, N. del T.], la Entidad genera a las propias hijas y las pone a montar
guardia en las excavaciones de la Valle del Clarea [uno de los lugares estratégicos
del proyecto TAV, N. del T.]. En las últimas semanas, la Entidad se ha
encomendado a otras criaturas, indudablemente más presentables y elegantes, las
«Madamin del Sí TAV» [grupo de mujeres de la burguesía turinesa que han sido la
cara visible del Sí TAV desde la manifestación del pasado 10 de noviembre, N.
del T.].
La lucha
No TAV es una lucha contra el colonialismo interno, y es lucha de clases: lucha
de un territorio explotado contra sus explotadores
Desde
Turín expresan, mientras se ríen socarronamente, todo su desprecio clasista por
los paletos: «Si quieren decrecimiento, hay muchos valles muy bonitos donde
[los habitantes del Valle de Susa] pueden retirarse, con una vaca y una oveja,
y decrecer felizmente, pero a nosotros que nos dejen vivir». El vídeo de ese
testimonio tendríamos que verlo todos los días, para recordar a quiénes tenemos
enfrente y no perder el hilo. El hilo del discurso y el filo de la cuchilla.
2. La lucha No TAV es lucha de clases
Tras
unos años de «baja intensidad» (pero solo a nivel nacional, porque en Turín y
alrededores la intensidad nunca ha disminuido), se ha puesto de nuevo en marcha
la gran labor de desinformación a favor del «túnel de base» ferroviario que
debería ir desde Susa hasta St. Jean de Maurienne [tramo transfronterizo del
proyecto TAV, N. del T.].
Sin
moderación ni vergüenza, y con un renovado impulso, se dedican a tal
desinformación los representantes de un importante sector de la burguesía
italiana en partidos y periódicos. Ese sector que vive de contratos públicos en
la construcción y las infraestructuras, de obras y movimientos de tierra, de
cemento y vigas de acero, de asfalto y «compensaciones».
Cuando
se dice que la línea ferroviaria Turín-Lyon "la necesita el país", lo
que en realidad se quiere decir es que la necesita esa burguesía. Siempre a la
caza de dinero público, incansable privatizadora de beneficios y socializadora
de pérdidas, esa clase parasitaria prevé ganar mucho dinero con la excavación
del túnel, con la construcción de la estación «internacional» (!) de San
Giuliano de Susa, con las compensaciones y con todo lo demás.
Cuando
se dice que la línea ferroviaria Turín-Lyon "la necesita el país", lo
que en realidad se quiere decir es que la necesita esa burguesía
Se trata
de obras que son un fin en sí mismas, cuyo único objetivo es su propia
realización. En conjunto, conforman un diseño chapucero e incoherente que, de
hecho, ha sido más de una vez retocado y corregido mientras estaba ya
ejecutándose. Se la llama «nueva línea ferroviaria Turín-Lyon» a pesar de que
al este del túnel de base (es decir, en la región italiana de Piamonte) el
proyecto haya perdido un trozo tras otro y, al oeste, es decir, en Francia, no
exista ni siquiera un proyecto preliminar. «Nueva línea Turín-Lyon» es un significante
vacío, en torno al cual se ha creado un dispositivo de financiaciones,
contratos públicos, subcontratas, leyes ad hoc, desinformación, políticas
represivas, innovaciones jurídicas y Razón de Estado.
Quien
lucha contra ese dispositivo está luchando contra la burguesía que nutre a la
Entidad. La lucha No TAV es una lucha contra el colonialismo interno, y es
lucha de clases: lucha de un territorio explotado contra sus explotadores.
3. Pasemos revista a algunas patrañas
Los
servidores de esa burguesía que vive de megaproyectos han empleado todo su
repertorio. No han dejado ni una falacia en el cajón, no se han ahorrado una
sola patraña. La siguientes son las más flagrantes.
«¡Amigos
de los tráilers!»
Hemos
visto a los saltadores Sí TAV lanzarse desde lo alto del trampolín. Los hemos
visto ejecutar un salto mortal de tornillo hacia atrás diciendo que la línea
ferroviaria Turín-Lyon «quitará camiones de las carreteras» y que los No TAV
son «enemigos del transporte ferroviario» y «amigos del asfalto».
No
explicaré aquí que esa línea no solo no quitaría camiones de las carreteras, ni
disminuiría las emisiones de CO2, sino que aumentaría, y mucho, tantos los
primeros como las segundas. Se ha explicado ya mil veces, y en esta misma web
se pueden encontrar las demostraciones correspondientes. Aquí me limito a decir
que las calumnias explicadas arriba las lanza la misma gente que ha diseñado y
votado el decreto «Sbloccaitalia» [que incluía facilidades para el negocio
inmobiliario], construido la Brescia-Bérgamo-Milán (autopista que quebró a los
dos días y fue rescatada con una lluvia de dinero público) y que sigue
queriendo ahogar a Italia con más y más autopistas y circunvalaciones: la
«Nueva Romea Comercial», la Cispadana, la Pedemontana lombarda, la Pedemontana
véneta, la Circunvalación de Bolonia y otras tantas.
Esos
asfaltadores consumados son los mismos que desde hace casi 30 años intentan
imponer la línea Turín-Lyon. No es una forma de hablar: son exactamente los
mismos partidos y las mismas empresas. Lo cual demuestra que el argumento
«raíles contra neumáticos» lo usan instrumentalmente, únicamente en clave
anti-NoTAV.
“Ya se
está haciendo...”
Hemos
oído a los papagayos dopados repetir: «¡Ya se está excavando, no se puede
volver atrás!». Entre quienes les prestan atención, ¿cuántos saben que, tras
más de un cuarto de siglo desde los primeros anuncios, estamos todavía en las
fases preliminares de las obras, y solo para uno de los tres tramos previstos de
la quimérica nueva línea, el transfronterizo? Para el tramo italiano estamos
todavía en la revisión del proyecto, y para el francés estamos en la nada, el
cero, el vacío.
“¡Nos
quedaremos aislados!”
Los
hemos visto desfilar en Turín y en toda Italia, el caballo de batalla muerto y
putrefacto del «corredor Lisboa-Kiev». Un proyecto que ha existido solo sobre
el papel, trazado sin ningún tipo de consideración por los territorios
atravesados y, en cualquier caso, muy distinto respecto a lo que nos cuentan aquí
los medios de comunicación. Hace años fue sustituido por el «Corredor
mediterráneo» que, sobre el papel, debería unir España con Ucrania, pero éste
también es un proyecto fantasma. Al este de Trieste se pierde cualquier huella
y mención del mismo. Y en Ucrania parecen tener otras cosas en las que pensar.
No solo
la lucha No TAV nunca ha tenido y no tiene «gobiernos amigos», sino que es de
facto antigubernamental
Aun así,
hemos oído gritar: “«¡Si no se llevan a cabo las obras, Piamonte se quedará aislado!».
¿Aislado de qué?
Y es
aquí donde entran los discursos de la «nueva vía de la seda» que, a pesar de
los sueños húmedos de algunos, poco tiene que ver con la línea Turín-Lyon. Si
lo tuviese, Francia ya habría iniciado desde hace tiempo la proyección y
construcción del tramo desde St. Jean de Maurienne a Lyon. Y tiene también poco
que ver con el Corredor Mediterráneo.
Hay que
señalar la despreocupación con la que nuestros paladines del europeísmo,
siempre en primera fila ondeando la bandera azul con el círculo de estrellas
(también para justificar la Turín-Lyon y los distintos «corredores»), hacen
apología de un proyecto hegemónico chino al cual la Unión Europea mira con gran
preocupación.
Se trata
de los mismos traficantes de falsas urgencias que, en octubre de 1991, mandaron
escribir el siguiente titular a su periódico domesticado, La Stampa: «La actual
línea Turín-Lyon está casi saturada / Trenes de alta velocidad ya o será
tarde». [Fondo musical recomendado: Así habló Zaratustra, de Richard Strauss].
Obviamente, la línea no estaba para nada «casi saturada», nunca ha estado «casi
saturada» en los siguientes veintisiete años, y aún hoy continúa
infrautilizada.
El
número 40.000 lo hemos oído repetir obsesivamente. Las «cuarenta mil personas»
que participaron en la manifestación de las Madamin eran ya cuarenta mil varios
días antes, por analogía necesaria con la «marcha de los cuarenta mil» de 1980
[manifestación contra los piquetes sindicales que bloqueaban la fábrica FIAT,
N. del T.]. Y cuarenta mil ha sido el número final, a pesar de que no haya
ningún tipo de testimonio fotográfico o en vídeo que muestre más de cinco mil,
o como mucho seis mil personas. Hay quien literalmente las ha contado, cabeza
por cabeza, en las imágenes panorámicas de la Plaza del Castillo de Turín. Ya
la vieja marcha de los cuarenta mil se hinchó en su momento con el fuelle,
¡pero es que aquí se ha usado el compresor de veinte atmósferas!
Una manifestación No TAV lleva consigo, por
las calles, la memoria de décadas de desobediencia civil, de piquetes, de
cortes de carreteras, de ocupaciones, de solidaridad, de uniones entre luchas
Naturalmente,
la movilización de las pseudocuarenta mil personas (única manifestación Sí TAV
desde 1991) ha sido presentada, sin más explicaciones, como «la voluntad
popular», por los mismos medios de comunicación que han disminuido o
criminalizado veintisiete años de marchas No TAV, algunas de las cuales han sido
gigantescas.
“¡Retrógrados!
¿Qué tiene de malo la alta velocidad ferroviaria?”
La forma
en que se ha desarrollado. A principios de los años noventa, en Italia
importamos acríticamente el modelo «francés», a pesar de estar ya
experimentando una vía alternativa a la Alta Velocidad mucho más apta a la
conformación de nuestro territorio.
En
Italia teníamos una red ferroviaria con muchas curvas, por lo que se inventó en
su momento el Pendolino (tren capaz de alcanzar altas velocidades incluso sobre
los raíles tradicionales), tras años de investigación e innovación, sin hacer
nuevos túneles, sin crear una segunda red ferroviaria que uniese solo los
centros principales y excluyese todos los demás, sin atentar a la capilaridad y
universalidad del servicio.
Ese
modelo, mucho más innovador y de menor impacto ambiental, fue dejado de lado
porque no habría dado beneficios económicos a los lobbies de las
infraestructuras. No era un comedero para el capitalismo italiano, que sin
ladrillos y asfalto no sabe qué inventarse. Se malvendió la patente del
Pendolino, se abandonó la vía italiana de la Alta Velocidad y se importó un
modelo adaptado a otros territorios, más llanos y menos urbanizados que el
nuestro. Desde entonces, se han construido y se siguen construyendo miles de
kilómetros de nuevas vías, para establecer líneas directas. En un país donde el
82% del territorio es montuoso, esto se ha traducido en perforaciones a más no
poder, en devastación y en despilfarro.
En un
país tan antropizado y lleno de pequeños centros habitados como lo es Italia,
esto ha significado una larga lista de «compensaciones». ¿El resultado? Más
consumo de suelo, más daño ambiental y una deuda pública por las estrellas.
Y no
solo: el ingente coste de la Alta Velocidad «a la francesa» ha significado una
transferencia de recursos desde la red tradicional, con recortes continuos a
las líneas, a los trenes, a los servicios y a la manutención. Así, los trenes
Frecciarossa actuales no solo van poco más rápidos que el Pendolino de hace
treinta años, sino que ofrecen un servicio costoso a una minoría de los
viajeros. En Italia solo el 5% de los viajes en tren se realizan en trenes de
alta velocidad. El 80% de los viajes se produce dentro de las fronteras
provinciales. El dato se explica con el ir y venir de quien trabaja y estudia
en las capitales de provincia. La distancia media recorrida en tren en Italia
es de 24 kilómetros. Usuarios y usuarias que cada año cogen trenes de alta
velocidad muy esporádicamente o incluso nunca, porque tiene trayectorias y
exigencias muy distintas.
A esta
gran mayoría de usuarios se les ofrece un servicio de muy mala calidad,
mientras se coloca la Alta Velocidad en el escaparate como presunta joya de la
corona. Una porquería clasista. Eso es lo que ha sido y lo que es la Alta
Velocidad en Italia.
«¡Grillini!»
Quizás
la patraña más grande de todas, la que actualmente sostiene a todas las demás y
concentra toda la propaganda del Partido Democrático y de TELT [la empresa
pública encargada de las obras del TAV, N. del T.] es la identificación de la
lucha No TAV con el Movimiento 5 Estrellas [cuyos miembros son conocidos como
grillini, por el nombre de su primer líder, Beppe Grillo, N. del T.], con la
alcaldesa de Turín, Chiara Appendino y, mirando más hacia arriba, con el
gobierno pentaestrellado-fascioleguista.
Para
desmentir la ecuación No TAV = Movimiento 5 Estrellas bastaría señalar que no
existen alcaldías del M5E en el Valle de Susa. La mayoría de sus ayuntamientos
están administrados por listas ciudadanas apoyadas por el movimiento No TAV,
sin pasar por la representación pentaestrellada. Se podría también señalar que
la lucha contra el TAV y, en general, contra las mega-infraestructuras inútiles
existía ya muchos años antes del M5E y (cabría decir: por desgracia) existirá
también cuando el M5E será solo un cadáver secado por el sol. Pero el Partido
Democrático y sus medios afines han disparado con la artillería pesada, y
resulta por tanto necesario decir algo más.
No solo
la lucha No TAV nunca ha tenido y no tiene «gobiernos amigos», sino que es de
facto antigubernamental. Lo ha sido siempre, y lo es hoy más que nunca. Se
trata de una enemistad objetiva antes que subjetiva, que va más allá de las
preferencias, de las decisiones tácticas o incluso del desconcierto momentáneo
de algunos de sus integrantes. El movimiento es mucho más que la suma de sus
partes.
Una
manifestación No TAV lleva consigo, por las calles, la memoria de décadas de
desobediencia civil, de piquetes, de cortes de carreteras, de ocupaciones, de
solidaridad, de uniones entre luchas y, por tanto, es la negación práctica y
operante de todo aquello que la mayoría Liga-M5E acaba de votar con el reciente
decreto sobre seguridad (reductivamente bautizado «decreto Salvini», como si el
problema fuera solo él). Se trata de un abanico de medidas racistas, clasistas
y represivas, alguna de las cuales -como el endurecimiento de las penas por
corte de carreteras- parecen ideadas aposta para combatir a los movimientos
sociales, especialmente a los que defienden el territorio, y aún más
especialmente al movimiento No TAV.
Una
manifestación No TAV lleva consigo, por las calles, la memoria de décadas de
protagonismo de las mujeres No TAV, de autodeterminación, de lucha contra el
sexismo y contra el patriarcado, y es por tanto la negación práctica y operante
de todo lo que la mayoría Liga-M5E tiene guardado para las mujeres con el
infame decreto Pillon.
Una
manifestación No TAV lleva consigo, por las calles, la memoria y el presente de
todas las luchas contra las mega-infraestructuras inútiles e impuestas, como el
TAV del Terzo valico y el TAP [TransAdriatic Pipeline, proyecto para construir
un gasoducto que transporte gas desde Azerbaiyán hasta Europa, N. del T.]. Este
último fue defendido instrumentalmente por el M5E para, más tarde, traicionarlo
una vez en el gobierno. Decir que es necesario hacer el TAV del Terzo valico y,
al mismo tiempo, fingir «resistir» contra la línea Turín-Lyon es un velado
intento de poner una lucha contra otra. Un intento destinado a fracasar.
El movimiento real que abole el estado
presente de las cosas
El
movimiento No TAV no puede sino estar, al mismo tiempo, contra el gobierno y
contra su oposición-por-decir-algo.
La
oposición-por-decir-algo hace todo lo posible para encajonar al No TAV junto
con el M5E, hasta llegar a invocar una cruzada contra uno de los movimientos
menos discutibles realizados por la ambigua e inconcluyente en todo lo demás
alcaldesa Appendino: una moción que pide la suspensión de las obras del TAV a
la espera de un nuevo análisis costes-beneficios.
No se
trata de un caso único: respecto a todas las cuestiones cruciales, el Partido
Democrático ha tenido hasta ahora un gran éxito en la increíble empresa de
criticar desde la derecha al gobierno más a la derecha de la historia de
Italia. Por poner algunos ejemplos, ha defendido abiertamente los intereses del
grupo Benetton, ha gritado con vehemencia contra la improbable hipótesis de
renacionalizar las autopistas, ha defendido a capa y espada (como por otro lado
ha hecho siempre) las políticas “ordoliberales” impuestas por la UE y el BCE.
Tenemos un gobierno que finge querer ayudar a los débiles, y una oposición que
finge tomar en serio al Gobierno y se reafirma en que no, que si uno es débil,
que se joda.
Una
manifestación No TAV lleva consigo, por las calles, la memoria de décadas de
protagonismo de las mujeres No TAV, de autodeterminación, de lucha contra el
sexismo y contra el patriarcado
En este
contexto, una manifestación No TAV solo puede estar objetivamente contra
gobierno y oposición, es decir, contra el partido transversal del capital, es
decir, contra el estado presente de las cosas.
El
movimiento No TAV desde siempre ha celebrado el 8 de diciembre. Aquel día, en
2005, una vasta multitud echó del pueblo de Venaus a las tropas de ocupación,
reconquistó la Libre República desalojada tres días antes y obligó a retirar el
proyecto TAV que estaba sobre la mesa en aquel momento. Proyecto cuyos
defensores de entonces, lo describen hoy como «equivocado» y «excesivo», sin
señalar que, si un proyecto que era equivocado y excesivo fue finalmente
parado, el mérito es del No TAV. Al movimiento no hay que reconocerle nada, es
la lucha la que debe reconocerse a sí misma: el 8 de diciembre es una fecha
autónoma y autodeterminada. Que este año caiga a pocas semanas de distancia del
show de las Madamin es solo una casualidad.
Donde
hay una lucha auténtica y radical -en el sentido de que va a la raíz de los
problemas- las contradicciones se agudizan y las tendencias que vendrán se ven
antes. En todos estos años, el Valle de Susa ha anticipado muchas tendencias
nacionales. Hoy, anticipa la vuelta de las luchas integrales, contra cualquier
ilusión de apoyo táctico a éste contra aquél o de aquél contra el de más allá.
«La necesidad de superar las ilusiones sobre la propia condición es la
necesidad de superar una condición que necesita ilusiones», escribió el joven
Marx. El movimiento No TAV está solo y, por tanto, potencialmente contra todas
y contra todos. Hoy todavía no se ve, pero muy pronto se verá.
Otro 8
de diciembre, y aún estamos aquí. El movimiento No TAV, y todas sus compañeras
y compañeros de viaje. Una vez más en las calles. Una vez más desafiando a la
Entidad. Vamos a Turín para escribir una página futura.
notav.info
Publicado
originalmente en notav.info: 8 dicembre
2018, No Tav, contro l’Entità e lo stato di cose presente. Traducido para El
Salto por Pedro Castrillo.
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